Escribir es desnudar el alma, cada vez que realizamos un trazo que es convertido en una palabra, ésta va mucho mas allá, pues está impregnada de recuerdos, imágenes, sensaciones que atraemos desde lo mas profundo de nuestro ser.
Al escribir exponemos ante los demás nuestra forma particular de ver el mundo, nuestros anhelos, pero también nuestros temores.
No importa que en el proceso nuestro lector conozca aspectos de nuestra forma de ser que no queremos sean revelados, porque escribir también libera el alma.
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